Ya en Tam Coc nos dimos cuenta de que habíamos acertado con los horarios esta vez, porque apenas había turistas a la vista. Quedamos como pudimos con el conductor (no hablaba ingles), nos bajamos del coche y nos compramos unos sombreros tradicionales vietnamitas porque parecía que cuando subiese el sol iba a picar mucho el sol y estos sombreros cónicos tapan mas que una simple gorra, sobre todo por el cogote.
Al comprar los billetes nos llamo la atención un cartel que decía que los extranjeros solo podían subir de 2 en 2, contrariamente de lo que podían hacer con los vietnamitas. Supusimos que tenían miedo de los "gordos occidentales" les hundiesen las barcas, porque el precio era fijo por persona. Las barcas de latón eran bastante ligeras y no muy estables que eran manejadas por 1 o 2 barqueros remaban parte del tiempo con las manos y otra gran parte con los pies.
El paseo en barca duraba unas 2 horas y el paisaje era impresionante. A mi personalmente me gusto mas que la Bahía de Ha Long, porque no estaba tan explotado turisticamente. A pesar de eso, a mitad del trayecto nos asaltaron varios vendedores que nos vendían agua, refrescos, cervezas, aperitivos... y cuando no les compramos nada, nos quisieron convencer para que le comprásemos algo para el barquero.
Por si fuera poco, al bajar de la barca nos pidieron propina los barqueros y ademas nos intentaron vender unas fotos que nos habían sacado durante el recorrido. Ester y yo compramos 1 de las 2 que nos vendían y otros simplemente las cambiaron por los sombreros que habían comprado antes de montar en la barca. Los sombreros se pueden vender de nuevo, las fotos de unos turistas no.
Volvimos a la ciudad y nos informamos sobre el autobús de vuelta a Hanoi, pero esta vez buscamos uno de linea regular que nos ofrecía mas confianza y encima era mas barato (unos 45000 dongs, menos de 2 euros por un trayecto de un par de horas). Comimos antes de montamos en el bus. En realidad no era un bus, si no un taxi-bus que nos paso a buscar por el hotel. Al montar en el bus quedo claro que no era un bus turístico, ya que eramos los únicos guiris en él, pero era bastante cómodo y tenia aire acondicionado.
Ya en Hanoi no teníamos muy claro como estábamos de lejos del backpackers, teníamos un plano de los alrededores del backpackers en el que aparecían un par de estaciones de autobús, pero no parecía ninguna de ellas. Varios taxistas nos abordaron nada mas llegar, como casi siempre que llegábamos a una estación de bus, tren o aeropuerto, y puesto que nos habíamos ahorrado bastante en el bus, decidimos negociar un par de pequeños taxis para que nos llevasen a los 6 a recoger los macutos para poder ir después a coger el tren a Sa Pa. Hicimos bien, en realidad estábamos en la otra punta de la ciudad, una ciudad de mas de 6 millones de habitantes. Tardamos mas de media hora en llegar.
Como ya era costumbre nos tomamos unas cervezas en la hora feliz de la terraza del backpackers donde nos invitaron a unos chupitos porque era viernes 13. De ahí nos fuimos a cenar y después en taxi a la estación de tren.
Al subir al tren empezamos a ver lo que nos esperaba con los famosos "soft seat". El tren parecía de los años 60, asientos de skye que nos hacían sudar como cerdos, bastante duros y unos tristes ventiladores en el techo que apenas daban una leve brisa.
El viaje fue muy duro, como K dijo, nos pasamos de aventura. Hacia demasiado calor, y aunque al principio el tren iba medio vacío, pronto se lleno de gente, vietnamitas que iban a pasar el fin de semana al pueblo, gente muy ruidosa que comía pollos asados (de hecho me cayo un trozo encima cuando el de atrás partió la pata con la mano), gritaba y jugaba a las cartas usando pequeños taburetes en el pasillo a modo de mesa.
Llego un momento en que había subido tanta gente que los taburetes del pasillo pasaron a ocuparlos pasajeros que no tenían otro lugar en el que sentarse.