Nos levantamos de nuevo con un día fresco, muy nublado y una fina lluvia. "Si no va a llover...". Maldita la hora en la que abrí la boca.
Después de desayunar nos montamos en el coche y nos dispusimos a recorrer el Blide River Canyon. Empezamos por un mirador llamado la ventana de díos, una pena que el tiempo no acompañase porque las vistas en un día despejado deben ser increíbles. Al menos había dejado de llover.
Luego nos dirigimos al parque nacional de Blide River Canyon con la intención de visitar algunas cataratas que pillaban de camino, pero cuando llegamos al aparcamiento de la primera había un hombre que nos querían cobrar por cada persona unos 20 Rands más otros nosecuantos por el coche porque era grande, así que decidimos pasar porque teníamos la sensación de que nos estaban intentando tangar. Unos2 km después vimos otro cartel indicando otras cataratas cercanas y volvimos a acercarnos de nuevo. Esta vez también había un hombre para cobrarnos, pero también un cartel con los precios. Aun así le lloramos un poco diciendo que habíamos pagado la entrada del parque y tal y cual y al final nos cobro solo por el coche como 25 rands (unos 2,5€)
Por fin empezamos a ver algo de azul en el cielo.
Cuando llegamos al parque nacional de Blide River Canyon también tuvimos que pagar por entrar, aunque no recuerdo el precio, no me suena que fuese abusivo. Allí estuvimos unas pozas que formaba el río y de paso comimos algo rápido (otra vez) para que nos diese tiempo a ver algo más del cañón antes de entrar en el parque Kruger.
También nos cobraron por aparcar el coche por aparcarlo en Three Roundabells, al parecer los precios en Sudáfrica se han disparado desde el mundial de futbol sobretodo en lo que se refiere al turismo.
No nos entretuvimos mucho en Three Roundabells porque teníamos que llegar a Kruger antes de que nos cerrasen la puerta del parque y del campamento que cierran por las noches y como viajamos en invierno anochecía muy temprano, a eso de las 18.30 o por ahí.
El parque Kruger, es la reserva natural mas grande de África, del tamaño de Cáceres mas o menos en el que podemos encontrar 21 campamentos en que alojarnos mas otros 17 privados y esta totalmente cercado a excepción de 9 puertas controladas. Tanto los campamentos como las puertas se cierran durante la noche como medida de control tanto a los visitantes como a los animales y la única manera de circular de noche por el parque es con safaris contratados. Entramos al parque Kruger por Numbi Gate, la puerta mas cercana al campamento Pretoriuskop, donde teníamos la reserva para esa noche. Al llegar a la puerta, nos hicieron rellenar unos papeles y nos cobraron la mitad de la tasa de conservación por haber llegado por la tarde. Esta tasa de conservación del parque es 180 Rands diarios, algo menos de 20€ y se cobra a cada visitante independientemente de donde pase la noche.
Al poco de entrar y unos 9 km antes de llegar al campamento vimos nuestros primeros animales, primero una jirafa que vimos tarde y no pudimos fotografiar y después un pequeño grupo de Kudus, aunque en ese momento no sabíamos que animal era exactamente y llamábamos antílope a casi todo animal cuadrúpedo no felino.
Lo primero que nos llamo la atención del campamento fue que había bastantes impalas pastando entre los alojamientos, y algunos monos verdes también. Además, el recito esta vallado, de hecho tiene 2 verjas metálicas rodeando todo el perímetro y la mas externa esta electrificada, pero en realidad no parecía ser una protección especialmente eficaz teniendo en cuenta que las verjas no levantaban del suelo más de 2 metros y un leopardo, por ejemplo, puede saltar 3 metros en vertical sin problema y en general todos los felinos pueden trepar por los árboles situados al lado de las verjas y pasar al otro lado sin ningún problema. Ya por la noche oímos un sonido electrónico constante que debe ser lo que mantiene realmente alejados a los depredadores, a parte de la presencia humana, claro está.
En Pretoriuskop, nuestro alojamiento era un Hut de 6 personas sin baño, que consistía en un edificio redondo con techo como de paja con 6 camas, un lavabo y una mesa grande con sus 6 sillas. En la puerta había una barbacoa típica de Sudáfrica, que no tiene nada especial, simplemente es redonda y la parrilla tiene forma de rejilla fina, con alambres cruzándose en 2 direcciones formando una especie de cuadrícula pero con forma de rombo. El caso es que cometimos el error de decidir dejar la barbacoa para otro día ya que era tarde y no teníamos ni platos ni cubiertos ni nada, lo que si compramos en la tienda fue una guía sencillita de los animales del Kruger donde incluso se pueden marcar los que has visto. Bastante útil para saber lo que estas viendo.
Acabamos cenando en el restaurante del campamento (aunque tuvimos que cenar en la terraza con el fresco porque no había sitio dentro) y acostándonos tempranito para madrugar mucho a la mañana siguiente.