miércoles, 4 de febrero de 2015

[AUSTRALIA] Dia 9: Melbourne

Se convirtió en toda una costumbre para nosotros desayunar un café para llevar y un bollo. El café en Australia es excelente y nos cargaba las pilas para estar todo el día pateando la ciudad. Los mejores son los sitios pequeños, pero incluso las cadenas nacionales como Pie Face, también tienen muy buen café. Eso si, barato el café, no es en ningún sitio.

Melbourne, es una ciudad de grandes contrastes entre lo viejo y lo nuevo, más aun que Sydney. En el centro, no parece que haya ningún tipo de ordenación urbana, mezclando viejos edificios de más de un siglo con modernos rascacielos. Es bastante peculiar.


Precisamente este es el encanto de recorrer la ciudad a pie, cada manzana puede ser radicalmente distinta a la anterior y como hacía buen día ni nos molestamos en entrar prácticamente en ningún edificio, ni usamos la extensa red de tranvías de la ciudad, que por cierto, también conserva tranvías viejos que circulan junto a los modernos.


Planificamos un circuito a pie por la ciudad, que no seguimos demasiado a pies juntillas. Empezamos atravesando Chinatown, y continuamos hasta visitar tres iglesias distintas, para acabar llegando a Federation Square, un espacio multiusos abierto, donde se celebran muchos eventos culturales y sociales de la ciudad.



Acabamos comiendo en Beer Deluxe, un bar con una increíble cantidad de cervezas, la mayoría de ellas australianas. Conté al menos una veintena de grifos distintos aunque la carta de cervezas en botella y lata, era bastante extensa. Y la comida también estaba bastante buena.


Después de comernos una rica pizza y bebernos un par de pintas distintas, nos fuimos a pasear por el parque. Los australianos son grandes amantes de las barbacoas, y es todo un acontecimiento social que reúne a familiares y amigos en torno a la comida. En las riveras del río Yarra, como en otros muchos parques de Australia, hay muchas barbacoas públicas, que vienen a ser planchas eléctricas a disposición de todo el que pase por allí. Desconozco su normativa de uso, pero esta claro que los australianos son gente cívica porque se conservan en perfectas condiciones, incluso esta limpias porque, cuando las usan, colocan papel de aluminio en su superficie, de manera que se mantienen limpias sin esfuerzo.


Por la tarde, decidimos volver a subirnos al coche y acercarnos a Phillip Island, a ver los pequeños pingüinos azules, la especie de pingüinos más pequeña del mundo. La isla también es conocida por albergar el famoso circuito del mundial de motociclismo


La pequeña isla, de 26x9 kms también es conocida por albergar el famoso circuito en el que se celebra, entre otras muchas carreras, un gran premio del mundial de motociclismo y tiene varias reservas naturales con koalas y lobos marinos. Pero las estrellas de la isla son los pequeños pingüinos azules, la especie de pingüinos más pequeña de todas, con un peso que ronda el kilo y unos 40 cm de estatura.
Cuando leímos acerca del Penguin Parade nos llamó la atención, pero cuando pagamos los 24 dólares australianos de entrada, nos quedamos con la sensación de estar haciendo "la turistada". Y eso que es la entrada más barata, hay al menos otro par de entradas más caras y que prometen más contacto con los pingüinos.
El Penguin Parade, básicamente es una atracción que consiste en esperar a que los pingüinos regresen a sus madrigueras al anochecer, después de pasar todo el día pescando en el mar. Al parecer, esperan a la caída del sol para evitar a los depredadores, ya que su oscuro lomo destacaría demasiado en la arena de la playa a plena luz del día.
En torno a este acontecimiento, se ha montado un centro de visitantes (con su correspondiente tienda de regalos, como no) con unas pasarelas de madera elevadas del suelo como medio metro, que conduce a unas gradas de hormigón en la playa desde donde ver llegar a los animalitos. Contado así, suena un poco a explotación animal, la verdad, y fue nuestra primera impresión al sentarnos en las gradas. Una vez se llenaron las gradas, un ranger nos explico lo que iba a pasar, como íbamos a ver entrar a los pingüinos y algunos datos curiosos sobre ellos. También nos contó que los focos permanecerían encendidos tan solo 15 minutos y que las fotografías estaban prohibidas para no espantar a los animales y nos insistió mucho que no pasásemos todo el tiempo allí sentados, que nos moviésemos por las pasarelas.
Después de un rato de pasar frío, (os recomiendo que llevar una chaqueta aunque sea primavera) empezaron a salir tímida y torpemente los primeros ejemplares. Son unos bichos bastante graciosos, la verdad, salían del agua, se agrupaban unos cuantos detrás de una roca y esperaban hasta que algún valiente se atrevía a salir corriendo hasta la siguiente para seguirle. Como algún pingüino no lo viese claro, todos corriendo al agua y vuelta a empezar. Hipnótico.
Poco a poco la gente se iba levantando de las gradas de hormigón y cuando hicimos nosotros lo mismo, descubrimos que el momento en que salían los pingüinos del agua no era lo más interesante. Al llegar a las pasarelas de madera, pudimos ver desde muy cerca a los animales. Menos de un metro. Habríamos podido acariciarles con solo agacharnos y alargar el brazo. Los polluelos, casi tan altos como los adultos, pero con un plumón característico, habían salido de las madrigueras esperando su comida. Se abalanzaban sobre los adultos, gritando y exigiendo comida, con tanta ansia, que al primer vistazo uno piensa que se están peleando.
Esta es la verdadera belleza del Penguin Parade, y por la que merece la pena pagar la entrada. Aunque inicialmente chirría en tu cerebro un espectáculo montado a costa de estos pequeños animalitos, realmente cumple dos funciones importantes. Por un lado da la oportunidad a cualquier persona (que pueda pagarse la entrada) de conocer y ver muy de cerca a los pingüinos incluso verles alimentar a sus polluelos. Por otro lado, al tratarse de un entorno controlado, el centro de visitantes cumple una función mucho más importante, que no es otra que preservar la colonia más grande de pingüinos azules de Australia, sin interferir demasiado en su vida.

Tram



publicado originalmente en Tumblr