El desayuno se servia a las 8 de la mañana, así que nos levantamos relativamente pronto para estar tranquilamente a tiempo en el desayuno, bastante abundante, como casi todas las comidas en el barco.
El día se había levantado lluvioso, así que el pequeño trekking que íbamos a hacer esa mañana no se pudo hacer y para colmo ni nos dejaron bajar del barco cuando llegamos a la isla de Cat Cat a dejar a la gente que había contratado la excursión de 3 días en vez de la de 2 como nosotros. Después de esperar un rato sin hacer nada en el barco nos dijeron que vaciásemos las habitaciones y pagásemos las bebidas (no se si lo he dicho antes pero en este tipo de excursiones se incluye todo excepto eso) porque cuando volvió nuestro guía venia con otro grupo de turistas que volvían a la ciudad de Ha Long esa misma mañana como nosotros. Esa fue toda la actividad de la mañana, de ahí el barco se puso en marcha hacia el puerto de Ha Long donde nos bajamos para comer, poco antes de las 13.00, en un enorme restaurante del mismo puerto lleno de todos los turistas que volvían a la vez que nosotros y después de comer, otra vez minibús a Hanoi con su correspondiente parada en la tienda para turistas. La conclusión fue clara, es mejor hacer la excursión de los 3 días, porque al final la de 2 no cunde demasiado.
De camino a Hanoi estuvimos dándole vueltas a ver como hacíamos para organizarnos ya que suponíamos que nuestras maletas estarían en el aeropuerto y teníamos que comprar los billetes de tren a Sa Pa y ver como íbamos a Ninh Binh entre medias, pero al llegar al backpackers nos encontramos con que teníamos las maletas allí y nos ahorrábamos el viaje al aeropuerto. Para celebrarlo, y después de comprar billetes de bus de ida a Ninh Binh, nos subimos a la azotea a aprovechar el último ratillo de hora feliz, ¿he dicho ya que las birras valían 40 céntimos de euro? Mientras estábamos allí encendieron la barbacoa y empezaron a echar hamburguesas (el backpackers lo llevan unos australianos) bastante gordotas y apetecibles que la verdad se nos iban los ojos detrás.
En un momento dado nos bajamos algunos a reservar el viaje a Sa Pa ya que las guías recomendaban reservar con 2 o 3 días de antelación y efectivamente, tuvimos problemas para reservar, porque queríamos reservar coche cama para 6 y no quedaba ninguna plaza libre porque resulta que coincidía con el fin de semana y muchos vietnamitas se van al pueblo el fin de semana. Aun nos quedaban 3 opciones, bus, tren en “hard seat” y tren en “soft seat”. Si sobrevivimos a las 10 horas de Aeroflot, con lo incomodo que era aquel asiento, el “soft seat” no podía ser mucho peor.
Con los billetes comprados volvimos a la azotea a por el resto y a tomar la última antes de cenar, para lo que fuimos a otro lado a pesar de las hamburguesas, porque era lo único de comer que tenían y no era plan de dejar sin comer a la no-carnívora. Nos metimos en el primer sitio que nos pareció bien, un restaurante que con una pequeña puerta que ponía “Authentic Vietnamesse Food”, que resulto estar en la 3ª planta por lo que tuvimos que subir 2 tramos de escalera normal más un tercero de caracol. Tampoco es que fuese la comida vietnamita auténtica que anunciaban en el cartel, pero tenían un poco de todo, de hecho Sarita se había quedado con ganas de hamburguesa se pidió una y de entrantes pedimos rollitos vietnamitas como casi siempre y en general todo bastante bueno. Lo más curioso del restaurante es que se fue la luz 2 o 3 veces y las camareras ni se inmutaron, debían estar más que acostumbradas a los apagones puntuales.
