Bueno pues ya estoy de vuelta en casa, ¡el tiempo vuela cuando estas de vacaciones!
Una experiencia curiosa esto de viajar con una sola lente. Para empezar es muy cómodo en lo que a ligereza se refiere, al llevar solo un 35mm f1.8 en la cámara, dejaba el peso de mi equipo por debajo del kilo, mucho menos de lo que acostumbro, y eso que por lo general me gusta viajar ligero.
Como era evidente, el cambio a los 35mm, ha cambiado totalmente el estilo de las imágenes que me he traído de vuelta, principalmente porque, por lo general, tiendo a abusar del 10-20 y supone multiplicar la focal por 3.5 en caso de los 10mm (que diría que es la distancia que mas uso) y casi duplicar en el de los 20.
Si bien, los paisajes urbanos no los he abandonado, en esta ocasión he hecho mucho más retrato y más fotografías de detalles que en otras ocasiones.
También el hecho de tratarse de una focal fija me ha obligado en más de una ocasión a moverme para encuadrar o incluso a replantearme algún encuadre que no podía hacer como yo quería debido a la focal. Me ha parecido muy buen ejercicio, porque te obliga a pensar los encuadres más de lo normal.
La parte mala es que he tenido menos tiempo del que hubiera querido y eso me ha obligado a dejar algunas fotos en el tintero.
En cualquier caso me ha parecido un ejercicio bastante interesante y recomendable del que se puede aprender bastante.
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