jueves, 8 de enero de 2015

[AUSTRALIA] Dia 5: Uluru y Kata Tjuta

El día 5 hicimos la mochila y salimos hacia el aeropuerto, nuevamente en tren, salvo que en esta ocasión nos bajamos en la terminal domestica. Es de agradecer que las terminales del aeropuerto de Sydney estén diferenciadas entre doméstica e internacional, de manera que según sea tu destino, es fácil averiguar cual es la terminal que te corresponde, no como en Madrid-Barajas, donde nunca se sabe, entre las 4 terminales, cual es la que te toca.

El vuelo con Jet Star, de algo más de 3 horas, nos acerco al diminuto aeropuerto de Ayers Rock, en el desértico centro de la isla-continente. Al aterrizar, debido a que el aeropuerto carece de finguers ni nada parecido, bajamos  por la escalerilla del avión directamente a la pista para ir andando a al terminal. El choque de temperatura fue bastante fuerte, veníamos de 20-22 grados en Sydney y aterrizamos con casi 40.
Un dato curioso es que Ayers Rock esta en un huso horario distinto a Sydney, pero tan solo hay media hora de diferencia, entre el Territorio del Norte y Nueva Gales del Sur. Más curioso es el tema cuando descubres que el país se divide en tres franjas horarias, UTC +10 para la zona oriental, UCT +9.5 para la central y UTC +8 para la occidental, pero tan solo los territorios de la mitad sur (Nueva Gales del Sur, el Territorio de la Capital Australiana, Victoria, Australia Meridional y Tasmania) adoptan el horario de verano y, por tanto, cambian la hora dos veces al año, mientras que el resto del país, no hace dicho cambio horario. Peculiar cuando menos. Mas detalles aquí
Como en todos los aeropuertos australianos, la cinta de recogida de equipajes, esta en la zona pública del aeropuerto, pero al ser este tan pequeño, la única cinta de equipajes esta entre medias de los mostradores de facturación y de alquiler de coches. Bastante curioso. Debido a esta distribución, Ester, muy avispada ella, dijo que mejor nos pusiésemos a la cola de recogida de coches, donde solo había 2 personas y después seguro que se llenaría. La verdad es que ahorramos bastante tiempo, porque para cuando salieron nuestras mochilas, ya había 6 o 7 personas detrás de nosotros y solo tuve que acercarme  rápidamente cuando salieron, justo antes de que nos atendiesen, ya que solo había una persona atendiendo el mostrador de entrega de coches.

Por culpa de nuestra indecisión acerca del itinerario, hicimos la reserva del coche de alquiler demasiado tarde, con tan solo una semana de antelación y lo único que quedaba eran sedanes "luxury" y con tan solo 200 Km. incluidos, que íbamos a superar con toda seguridad. Lo de "luxury" es un poco relativo, porque lo que nos dieron fue un Toyota Corolla, con un acabado algo mejor que el básico, pero nada del otro mundo.

Nos dirigimos al Ayers Rock Resort, el único alojamiento que hay por allí, un conjunto de hoteles, apartamentos, bungalows y camping con distintas categorías y precios (aunque todos caros por la falta de competencia), bastante cerca del Parque Nacional Uluru-Kata Tjuta. La verdad es que, el Resort, no esta demasiado bien mantenido y se nota viejo, lo cual es un poco vergonzoso dado el precio de las habitaciones.
Nos habíamos decidido por la opción intermedia, el Desert Gardens Hotel que tiene un único tipo de habitación, pero con 2 precios dependiendo de si la habitación tiene vistas a Uluru o no. Pagamos por la habitación sin vistas, pero tuvimos la suerte de ser los últimos en llegar y nos hicieron un "upgrade" a la habitación con vistas. Como en la gran mayoría de los hoteles de Australia, la habitación tenía 2 camas de matrimonio. Si hubiésemos sido 4 habríamos gastado mucho menos dinero en alojamiento durante todo el viaje.

El resort tiene un pequeño súper que aprovechamos para comprar algunos víveres, básicamente agua, pan y embutidos para hacernos sándwiches. Nos llamó la atención que solo tenían cerveza sin alcohol y de jengibre y el único vino era también sin alcohol. En ese momento pensamos que, al ser el resort un destino turístico familiar, habían decidido no vender alcohol.


Comimos un sándwich en la habitación y emprendimos camino al parque nacional, en cuya entrada, se encuentra el puesto de los ranger, en el que se adquiere el permiso de entrada de 3 días de duración y que cuesta 25$ australianos. El parque esta gestionado por los aborígenes Anangu que, además de los controles de acceso, gestionan el centro de interpretación del parque donde, los Anangu explican porque es una roca sagrada para ellos, organizan visitas guiadas y, en general, informan a los turistas sobre todo lo concerniente a Uluru. 


Una vez dentro del parque fuimos directos a ver Uluru , una de los monolitos más grandes del planeta, una roca roja de unos 350m de altura y casi 10km de contorno, en medio de la nada. Hay varias rutas para caminar a su alrededor con varios aparcamientos, de manera que puedas acercarte a puntos interesantes de la roca o bien hacer una caminata circular a su alrededor. Incluso una para subir arriba, aunque los aborígenes piden a los visitantes que no suban, ya que es una roca sagrada. Nosotros íbamos con la firme intención de respetar los deseos de los aborígenes, pero no fue necesario, ya que el camino lo cierran si se prevé una temperatura máxima de 36 grados o más. 


Exploramos un rato las curvas de la roca, al ser arenisca, el viento y la lluvia han dado formas caprichosas a la roja roca, creando grietas, cuevas y formas varias. Hay un par de charcas, pero tan solo una de ellas tenía agua, y muy poca, porque fuimos en la época seca.
Decidimos intentar ver Kata-Tjuta (también conocida como las Olgas) antes del atardecer. Aunque Kata-Tjuta, comparte características con Uluru y esta formada en gran parte por el mismo tipo de arenisca, en vez de ser una única roca, es un conjunto de rocas que forman una especie de colina con 36 cimas. 
Un camino de algo más de 2km. nos condujo entre dos enormes rocas rojas. Los caminos aquí (como en la mayor parte de los caminos dentro de parques nacionales en Australia) están perfectamente delimitados y en las zonas un poco abruptas, incluso se convierten en pasarelas de madera. De esta manera, se minimiza el impacto sobre el entorno y se hace accesible a casi cualquier persona. 


No íbamos a llegar a tiempo a ver el atardecer, en Uluru. Los 50km. que separan las 2 formaciones se tardan en recorrer más de lo que habíamos pensado, casi una hora. Decidimos parar a ver el atardecer en uno de los miradores de Kata-Tjuta, desde que se podían ver las Olgas y muy a lo lejos Uluru. Es espectacular ver como la roca cambia de color por segundos entre desde rojos anaranjados, a casi grises. 


De vuelta al resort, preguntamos en recepción por un sitio para comprar unas cervezas y ahí nos explicaron que en Australia, la ley no permite vender alcohol en supermercados y solo se puede vender en bares y restaurantes con licencia especifica para ello, de los que no se puede sacar la bebida o bien en bottle shops, donde puedes comprarlo para llevártelo a casa. En cualquier caso, esta prohibido beber alcohol en la calle.
La recepcionista nos dio las indicaciones para llegar al bar del hotel más económico, el Outback Pioneer Hotel & Lodge, en el que parte de la barra es una bottle shop. Ya que estábamos allí, además de unas cervezas locales, aprovechamos para comprar unas pizzas para llevar y comerlas tranquilamente en la terraza de nuestra habitación. Había sido un día largo, estábamos cansados y el bar estaba muy animado, mucho más que nosotros.

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