miércoles, 14 de enero de 2015

[AUSTRALIA] Dia 6: King's Canyon

Una vez más madrugamos, aunque tampoco demasiado. La noche anterior tuvimos que decidir entre ver el amanecer en Uluru o salir temprano por la mañana camino de King's Canyon, a unos 350km y así llegar a hacer una caminata circular de unas 3 o 4 horas por la cresta del cañón hasta un oasis escondido en su interior, llamado Garden of Eden. Andábamos justos de tiempo, y después de muchas vueltas, decidimos conducir por la mañana y sacrificar el amanecer en Uluru. Después veríamos nuestro error, pero ya era tarde.

Recorrimos sin problemas los más de 300km de distancia entre el resort de Ayers Rock y el Kings Canyon Resort, que, una vez más, era el único alojamiento de la zona. A decir verdad, hubo ratos que se hizo un poco aburrida la carretera a través del desierto, e incluso nos turnamos a pesar de no ser mucha distancia porque, tanta recta sin nada más que la carretera y tanta luz, hicieron que necesitase un relevo. Por lo demás un camino tranquilo y sencillo, con una carretera en buenas condiciones.

Llegamos al resort en torno al mediodía con un calor infernal y decidimos que no era momento de hacer una caminata de casi 4 horas. Era mejor comer algo y descansar un poco en nuestro bungalow, mucho más viejo y en peor estado que los de Uluru, por cierto. Se nota que es un lugar menos frecuentado por los turistas.

A eso de las 4 de la tarde, nos aprovisionamos con agua para luchar contra el calor, cogimos un par de pequeñas linternas por si nos sorprendía el atardecer y nos dirigimos a King's Canyon. Una vez allí llego nuestra primera decepción. Resulta que cuando se prevé una temperatura alta (36 grados o más), el camino que va por encima de la cresta hasta el Garden of Eden, se cierra a las 9:00 de la mañana. Hay otro par de caminos allí. El que discurre por la cresta sur del cañón, que en días de calor cierra a las 11:00 de la mañana y, aunque no llega al Garden of Eden porque una puerta de sentido único lo impide, sirve de camino de vuelta al camino largo. El otro camino, se adentra algo menos de un kilómetro entre ambas crestas y, al tener algo de sombra y vegetación, no cierra en ningún momento.


No nos quedó otra que hacer el camino corto, porque no hay mucho más que hacer por allí a esas horas. Estábamos bastante decepcionados por habernos organizado tan mal (en parte por desconocimiento), ya que a la mañana siguiente volábamos de vuelta a Sydney a las 13.30 y el trayecto en coche eran más de 3 horas.


A la vuelta del paseo nos encontramos con el Ranger del cañón que nos advirtió que los caminos que subían por la cresta estaban cerrados, así que aprovechamos para hablar un poco con él. Un hombre, muy amable. Nos estuvo comentando, que el problema reside en que el camino esta en alto y rodeado de roca roja, que recoge y refleja el calor del sol, por lo que la temperatura arriba se eleva 3 o 4 grados. En días como el que fuimos nosotros con 38-39 grados abajo, se podían alcanzar los 42 fácilmente en la parte de arriba. "¡Y solo estamos en primavera!" dijo el Ranger, "en verano con 42-3 grados aquí abajo, puede haber 46-47 arriba".
Le contamos nuestro problema con el camino y el avión y nos dijo que si madrugábamos podríamos hacerlo. A pesar de estar señalizada como una caminata de 4 horas, nos dijo que si no parábamos a hacer miles de fotos y no nos parábamos en todos los miradores, seguramente podríamos hacer la caminata en poco más de 2 horas, si maneniamos un buen ritmo. Nos recomendó que llegásemos antes que los autocares de turistas, que suelen llegar eso de las 6 o 6.30 en esa época del año. Si llegábamos a las 5.45 de la mañana, seguramente no habría terminado de amanecer pero habría claridad suficiente para andar y seríamos de los primeros en el camino. 
Que alegría nos dio el Ranger. De pensar que habíamos ido para nada, a solucionarnos la visita al Garden of Eden. Que hombre más majete.


De vuelta al resort, la chica de recepción nos comentó que tenían en el recinto un punto de observación del atardecer que además estaba cerca de su barbacoa. Ver el atardecer y cenar una típica barbacoa australiana, era un buen plan para no irnos muy tarde a la cama y poder pegarnos el madrugón a la mañana siguiente. Y si nos acostabamos duchados y con el equipaje preparado, mucho mejor.



Pasamos un rato tranquilo viendo el atardecer en el mencionado punto de observación, que se fue llenando de gente poco a poco. Vimos como se escondía el sol tras las rojas colinas y como se elevaba la luna, incluso vimos pasar un dingo, pero fui demasiado lento como para fotografiarlo. Una lastima. También buscamos sin éxito, al diablo espinoso, un lagarto local cubierto de púas. En la arena, bajo las pasarelas de madera, había huellas que bien podrían haber sido suyas, pero no vimos ninguno.


La barbacoa australiana consistió en un filete de angus australiano para mí y lomo de canguro para Ester con unas cervezas australinas de acompañamiento. Correcto, aunque nada del otro mundo. Se trata de un sitio para turistas en medio de la nada, tampoco se puede esperar demasiado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario