lunes, 15 de diciembre de 2014

[AUSTRALIA] Día 3: Sydney

El control de inmigración del aeropuerto fue lo primero que me llamó la atención. Esperaba un control largo y exhaustivo al estilo estadounidense, pero la verdad es que pasamos sin mas. Casi como si hubiésemos volado a Europa.

Ya aterrizados en Sydney, el lunes por la mañana y con nuestro equipaje recogido, nos dirigimos a nuestro hotel, un buen hotel en el centro de Sydney, concretamente en el distrito de The Rock. Elegimos un hotel majete para asegurar el descanso después de un vuelo tan largo, sabiendo además que las posibilidades de sufrir el temido jet lag eran muy grandes por las 10 horas de diferencia.
Para mí, la mejor forma de ir del aeropuerto de Sydney al centro de la ciudad es el tren, pero no es nada barato. 17 $ australianos (unos 12€) por persona, para un trayecto de unos 20-22 minutos. El taxi es otra opción, al parecer viene a costar unos 40-45$ por trayecto y tarda media hora o algo más en función de tráfico, para 3 o más pasajeros puede la mejor opción por precio y comodidad. Como última opción casi todos los hoteles disponen de un shuttle, que por lo que pudimos averiguar, se trataba de minibuses que van de hotel en hotel recogiendo pasajeros con coste de 15$ por persona. Estos shuttle, son el transporte más barato al aeropuerto y tienen la ventaja de recogerte en el hotel, pero la gran pega es que nunca sabes exactamente lo que vas a tardar, y las dos veces que preguntamos estimaban fácilmente una hora dependiendo del tráfico y las paradas.
Para 1 o 2 personas, siempre que el hotel no este muy lejos de la estación y no vas cargado como una mula, el tren es la mejor opción.

Una cosa curiosa que iríamos averiguando a lo largo de nuestro viaje es que, en general, no es fácil encontrar Wi-Fi gratis en Australia, al menos no tan sencillo como esperábamos. De hecho todos los hoteles tienen Wi-Fi, pero casi todos de pago, mientras que los moteles, hostels, backpackers y similares son más proclives a dar Wi-Fi gratis, aunque no todos lo tienen.

A las 11 de la mañana, nos registramos en el hotel, y lo primero fue darnos una ducha que agradecimos enormemente. Después de tantas horas encerrados en el avión, nos hacia falta relajarnos y sentirnos limpitos. Entre unas cosas y otras se nos hizo la hora de comer, así que buscamos un sitio para comernos un sandwich, pero acabamos sentándonos a comer un plato de pasta. Este fue nuestro primer contacto con los precios australianos y nos dimos cuenta de que la comida es algo cara, pero el alcohol lo es más, los platos de pasta nos costaron unos 17$ cada uno, y una cerveza que me pedí, 7,5$ (algo mas de 5€)

Con el hambre saciada nos dirigimos caminando al norte del distrito de The Rock para ver el famoso puente de la bahia de Sydney y la Sydney Opera House, simbolo de la ciudad.


A mi entender, no hay mejor manera de conocer una ciudad que caminar por sus calles, y por esa misma razón siempre intento buscar hoteles centrícos aunque tenga que gastar un poco más y, en la medida de lo posible, evitar el transporte público.

Bridge Climb organiza "escaladas" asobre el puente que permiten ver la ciudad desde lo más alto del puente, pero no son nada baratas, unos 250 dólares australianos por persona, algo más si prefieres hacer la ascensión al atardecer. A nosotros nos pareció un poco excesivo el precio y sobre todo el tiempo que habia que dedicar, ya que la duración de las excursiones por el puente varían desde las 2 horas de la ascensión express a las 3,5 de la completa.

Desde Circular Quay, a los pies del puente, se consiguen unas buenas vistas tanto del puente como de la Sydney Opera House.


Después de ver la opera desde en frente, nos acercamos a verla de cerca. Es curioso que uno tiene en la cabeza una cubierta totalmente lisa, pero no es así, esta cubierta por una especie de enrejado.


Justo delante de la ópera se encuentra el jardín botánico (que mas bien un gran parque), así que seguimos camino a través de él, hasta que el cansancio empezó a hacer mella en nosotros y decidimos volver dirección al hotel para cenar y acostarnos temprano.
Una vez llegamos a las proximidades del hotel, en el distrito de The Rock, nos costo mucho trabajo encontrar donde cenar porque prácticamente todo estaba cerrado, incluso los restaurantes de comida rápida. Nos llamó mucho la atención y pensábamos que era un problema de horario, así que preguntamos en cuanto tuvimos la ocasión, y nos dijeron que, al tratarse del distrito financiero, los días de diario los trabajadores de The Rock vuelven a casa a cenar con la familia y para buscar donde cenar un día entre semana es mejor ir a chinatown que tiene los restaurantes abiertos con los mas amplios horarios.

Después de cenar en un Nando's, nos fuimos al hotel y a las 8 de la tarde estábamos metiéndonos en la cama, destrozados y con miedo al jet lag.

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